Por Roberto Aguirre Blanco
El corazón de un hincha de Tigre, cuando es a la distancia, pasa por pruebas que necesitan de un músculo sano y con muchas ganas de sufrir, gritar y finalmente festejar.
Tigre, el hijo dilecto de Zona Norte, esta vez viajó a Santa Fe y si bien muchos seguidores se instalaron en una de las tribunas del estadio de Colón, el grueso de los hinchas se la debieron resbuscar para seguir las alternativas del partido en los locales que disponian de TV codificada.
"La semana que viene sin falta me pongo el codificado", bramó un joven hincha a su amigo, ya con la botella de cerveza en la mesa y con los nervios previos al choque ante los "sabaleros".
La idea no es mala --la del codificado-- pero este joven seguramente se perdería la emoción de estar en medio de la algarabía que propone un local lleno de fanas del "Matador" que alientan gritándole al plasma como si este escuchara y fuera parte de la humanidad de los jugadores, que e por cierto están a más de 600 kilometros de distancia.
VIENTO NORTE tuvo la oportunidad , este sábado ,de presenciar en un tradicional bar de Victoria --"la Barbería"-- este hecho que despierta tanta pasión como la misma tribuna popular del estadio Monumental.
Dos televisores de plasmas, estrategicamente distribuidos, uno sobre la puerta principal, que acaparó la mirada nerviosa de la mayoría de los parroquianos, sentados en las mesas atiborradas de hinchas, más un pullman ubicado sobre el primer piso del lugar.
El otro está ubicado cerca de la barra, hacía la derecha, lo que genera, cuando uno entra al lugar, que haya dos grupos diferenciados, lo que miran al frente y los que pierden sus ojos sobre la izquierda del bar.
Allí se ubicaron, en esta oportunidad, los hinchas más veteranos, ansiosos y a veces excesivamente críticos que recibieron reprobaciones ante las quejas de estos "expertos por los años vividos".
El primer tiempo tuvo mucha intensidas, muchos "uhhh" ante cada oportunidad perdida por Tigre y varios "uy" por los momentos de zozobra que pasó el arco de Daniel Islas.
"A mi (Matías) Giménez no me gusta, le falta peso", dijo un hincha que minutos después gritó el primer gol de los "Matadores" --previa jugada de este futbolísta- como si fuera el ganador del Loto.
"¿Te dije pibe, te dije este sabe!", agregó segundos después el simpatizante que asustó a un perro que se metió sin pedir permiso a dormir entre las mesas del bar y ante sus grito huyó para no volver.
El segundo tiempo, los nervios fueron de menor a mayor, y la tensión se acumuló primero con el empate de Colón -previos insultos a Rafael Furchi, luego por la expulsión de Román Martínez-- y desató una locura carnavalesca cuando Guillermo Suárez habilitó al pibe Leyes para el gol de la Victoria.
El grito tribunero de "dale Tigre" se hizo escuchar y quisó llegar hasta los lejanos oídos de los jugadores en Santa Fé, y todo estalló cuando el árbitro cerró el partido y desató el aplauso de casi todos lso presentes, menos de dos señoras que afuera del bar tomaban su té de la tarde sin saber si este sábado era un festejo de un partido de fútbol o el regreso de una nueva revolución...
"No señora, no se asuste, es el Matador que volvió a ganar y ahora nadie nos para"... "que la lluvia no va a parar ?", preguntó la señora que se quedó sin respuestas, porque le hincha ya agitaba la bandera en el medio de la avenida Perón.
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